
Normalmente se conocen con el nombre de «hijos», aunque en realidad todos los vampiros, exceptuado Caín, son hijos de otros. Son vampiros recién convertidos que se hallan bajo la tutela y protección de sus señores o amos, los vampiros que los han creado. No se consideran miembros completos de la sociedad y con frecuencia se les trata sin respeto o como si fueran propiedad de su señor. Cuando un señor decide que su hijo está preparado lo convierte en neonato, con la aprobación del príncipe.
