
Son vástagos que han existido durante cientos de años y están, normalmente, entre la sexta y la octava generación. Con la astucia acumulada durante siglos y una terrible sed de poder, son los participantes más activos de la guerra santa. No sufren los ataques de sopor que obstaculizan la tarea de los matusalenes y antediluvianos, y a la vez, tienen más poder y son más difíciles de manipular que los vástagos jóvenes. El término «anciano» es un poco subjetivo; un vástago que se califica de anciano en el nuevo mundo puede ser un ancillae en Europa y en otros rincones de la Tierra. Los ancianos mantienen el dominio en la estructura de poder de los vástagos, evitando que los vampiros jóvenes obtengan posiciones de influencia y tomen el control que ellos han mantenido durante siglos.
